A lo largo de su apasionante vida, SANTO TOMÁS MORO pasó por épocas de esplendor y gloria, acabando encerrado en la Torre por el rey Enrique VIII, hasta morir decapitado, por no plegarse al decreto real. Bien sabía por experiencia que la fama es efímera.
LA
FAMA Y TOMÁS MORO
(LA FAMA
ES UN SOPLO DE LA BOCA DE LOS HOMBRES)
Un soplo
de la boca de los hombres
es la
fama, y apenas se pronuncia,
en la
niebla del pasado se esconde
y nadie
en el futuro ya la anuncia.
Igual que
en primavera, van sus brotes
creciendo,
y a sus méritos es justa
recompensa,
con que se reconoce
a quien
tiene la cualidad augusta;
en
verano, los frutos que propone,
con
calor, poco a poco, se maduran
cuando la
razón y el corazón imponen
a los
gustos su punto de dulzura;
llega
otoño, cuando los años corren,
haciendo
que la fama se diluya,
de la
memoria los recuerdos borren
y al
relevo de las gentes se le oculta;
el
invierno y su frío son razones
que
abocan el pasado a la renuncia:
son otras
mentes y otros corazones
que las
nuevas ideas hacen suyas.
Una vez
que del podio te destronen
y otro
adquiera la gloria que fue tuya,
solo Dios
en su seno te recoge
y con Él
ya culmina tu aventura.
José García Velázquez
Segovia, 8 de diciembre de 2023
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