Con la pandemia vamos dejando por el camino seres queridos y formas de vivir que quizá nunca vuelvan a ser como antes. Hay que arrimar el hombro y apostar en el futuro por una sociedad más solidaria, centrada en las personas.
La foto de SALAMANCA es de PAU SÁNCHEZ DE LA CRUZ.
DESCUBRES COSAS PERDIDAS
Si vuelves atrás la vista
tras meses de cuarentena,
descubres cosas perdidas
y algunas quizás no vuelvan:
las personas fallecidas,
víctimas de la pandemia;
por no poder despedirlas
nos llenamos de tristeza;
quienes quedan cada día
tirados en la cuneta,
víctimas de la injusticia
de negocios que se cierran;
los lunes eran la cita,
para los ensayos cierta,
del coro, que siempre anima
los actos que se celebran;
cada mes esa comida
con compañeros, amena,
era la ocasión propicia
de compartir charla y mesa;
cada mes por la provincia
historia y naturaleza,
en paseos, con la guía
de Jorge, que hace cabeza;
las tertulias, las cañitas,
barras de los bares llenas,
reuniones de medicina,
homenajes en las cenas…
Y tantas cosas distintas
de una cultura que lleva
las relaciones escritas
en la sangre de sus venas.
Hay que reinventar la vida,
vivirla de otra manera,
mientras la amenaza siga
escondida tras la puerta;
para ganar la partida,
tener el alma despierta,
tener cargadas las pilas
y la mente bien abierta.
Con la especial energía
que se llama resiliencia,
descubrir nuevas salidas,
proponernos nuevas metas.
Y los que de Dios se fían,
con rezos e inteligencia,
encarar con alegría
el nuevo mundo que venga.
José
García Velázquez
Segovia,
29 de mayo de 2020
