El tema de esta poesía es el mismo de la anterior entrada, expresado en esta ocasión en un soneto...
AMOR INCONDICIONAL
A pesar de que el hombre se repita
en su afán de soberbia y desamor,
la paciencia de Dios es infinita
y no nos abandona en el dolor.
El ego en la persona solicita
para sí la autoestima y el favor,
y la unión con los otros debilita,
a la vez que se aleja del Creador.
Cada cual en su vida experimenta
el amor y la amable cercanía
de Quien en los problemas nos alienta;
de Quien hace que nazca la alegría,
que en medio del fracaso se alimenta
de la Gracia que el Padre nos envía.
José García Velázquez
Segovia, 5 de marzo de 2009
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