jueves, 11 de noviembre de 2010

Poemas de Navidad 1:Asombro en el Portal


Desde hace años, escribo algunos poemas (no tienen la estructura "ortodoxa" de los villancicos) para celebrar la Navidad. He estado dudando si sumarme o no a la tendencia de "adelantar" los preparativos de Navidad y al final me he decidido por hacerlo, para poder ir subiendo al blog los "villancicos" que tengo escritos.
También iré subiendo unos cuartetos que pueden servir para cuando escribimos las Felicitaciones Navideñas: son cuartetos que recuerdan el Misterio que celebramos en esas fechas. Espero que os gusten y os sirvan para vuestros Christmas.

ASOMBRO EN EL PORTAL

Nos hemos complicado tanto,
hemos hecho a la vida tantos guiños,
que perdimos con el paso de los años
capacidad de ternura y de cariño.
En el alma se han ido acrecentando
obstáculos de vallas y de espinos,
escamas de acero y de quebrantos,
amargura por aquello que no hicimos,
fantasmas que se asoman ululando
cuando intentamos abrir nuevos caminos,
recordándonos fracasos del pasado
memorias de viejos desatinos.

Hoy que es Navidad y estamos
delante del Belén, viéndote niño,
renacen ilusiones y soñamos
mientras vamos cantando villancicos,
que hablan de posadas y de establos,
de pastores y de peces que brincan en el río,
porque Dios se ha encarnado
y en la tierra de los hombres ha nacido.

¿Hemos perdido capacidad de asombrarnos
y contemplar rendidos el prodigio
de amor que has revelado
a los que son humildes y sencillos?
¿La cosecha de asombro se ha agostado
en el alma dura de granito,
apegada al suelo, y se han secado
los frutos por la fuerza del estío
de un materialismo exacerbado
que provoca la nausea y el hastío
hasta el punto de llevarnos
a una vida carente de sentido?

Te vemos tan preciso de cuidados
tan frágil y desprotegido
que perdemos el miedo de acercarnos
y decirte requiebros al oído,
palabras de amor que ocultamos
al hablar entre mayores y sentirnos
por los respetos humanos,
la vergüenza y el ridículo vencidos.

Gracias, Señor, porque has llegado,
acercando lo humano a lo divino,
divino en lo humano transformado,
cambiando el rumbo del destino,
derrotando al mal y al pecado
en que el hombre estaba consumido,
alejando la tristeza del pasado
y trayendo la alegría contigo.

José García Velázquez
Segovia, diciembre de 2001

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