¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! y tú estabas dentro de mí y yo afuera... Esta conocida frase de LAS CONFESIONES, DE SAN AGUSTÍN, nos habla de la intimidad del alma con DIOS. Cuando comulgamos, nos alimentamos con el CUERPO DE CRISTO.
INTIMIDAD CON JESÚS
No hay mayor intimidad
entre dos personas vivas
que la que puedes lograr
con Cristo en la Eucaristía;
en ella Jesús se da
si de su palabra fías,
si tú le dejas entrar
en el alma se vacía,
si crees en Él de verdad
y tu vida le confías,
si te dejas transformar
y por Él te divinizas.
Cuando vas a comulgar
y llevas el alma limpia
vives la fraternidad
por la filiación divina.
José
García Velázquez
Segovia, 27
de marzo de 2024
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