Quedan relojes solares en bastantes lugares, pero en algunos pueblos o en pleno campo, la gente se orientaba por las sombras para saber la hora, por e3jmplo para el mediodía, la hora de comer, etc.
LA HORA POR EL SOL
Según cuentan los mayores,
para conocer las horas
no hacían falta los relojes,
las sabían por las sombras;
ya fuera de alguna torre
o el referente que toca,
fuera encina, fuera roble,
pocas veces se equivocan.
Llegaron tiempos mejores
y todo el mundo se compra
un reloj y desde entonces
se olvidan estas historias.
José García
Velázquez
Segovia, 21
de enero de 2022
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