Preciosa y entrañable pintura de Antonio Martín Borrego, del siglo XVII.
dormición de la virgen
El cariño hacia la Madre
hace que la tradición
desde el pasado nos hable
de una muerte sin dolor;
y así suele contemplarse
con la mayor devoción
su tránsito en los altares
o en alguna exposición.
Cuando el tiempo se le acabe
en la tierra que habitó,
la Virgen ves al marcharse
en su feliz Dormición,
para que después los Ángeles,
llenos de veneración,
hasta el Cielo la acompañen
donde la recibe Dios.
José García Velázquez
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