Epílogo: con estos versos termina el poema. Cada historia personal tiene su inicio, su continuación; a veces un final feliz, otras veces trágico.
En el mundo sigue habiendo países ricos y países pobres, y en muchos de ellos la vida vale realmente tan poco, que no importa jugársela para intentar aspirar a una vida mejor...
EPÍLOGO: UNA LLAMADA A LA CONCIENCIA
Es necesario que reaccionen los gobiernos
y que los poderosos tomen las medidas
para repartir los bienes entre todos
y aumentar las oportunidades
de los países que mueren en la miseria.
¡Cuántos muertos son necesarios
para que el mundo civilizado se organice?
¿Cuánta sabia joven que perece
ahogada en el mar, húmeda tumba,
trampa mortal que nunca merecieron?
¿Cuándo van a removerse las conciencias
de gobiernos corruptos y despóticos
que impiden el avance hacia el futuro
de naciones que merecen otros horizontes?
……………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………….
Mientras tu vivías la epopeya,
la sociedad opulenta de recursos materiales,
pero vacía muchas veces de valores,
dominada por el materialismo y la especulación,
asiste cada día al espectáculo
de cientos de muertes en las playas,
en viejos barcos, cayucos o pateras,
sin que tomen medidas que permitan
plantarle cara al hambre y los problemas
que un día te impulsaron a un viaje
en el que tuviste que arriesgar
tu vida, lo único que tenías,
y te obligaron a abandonar tu tierra,
tu historia, tus amigos, tu familia.
Tú, protagonista de la primera epopeya
de un siglo que apenas dio comienzo,
contágianos tu valor y tu empuje,
para que no se embote nuestra mente
adormecida por un falso bienestar,
mientras haya en alguna parte del planeta
quien tiene que emigrar para comer…
José García Velázquez
Segovia, 1 de diciembre de 2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario