La meta principal de nuestra peregrinación era la ermita del Rocío. Por el camino encontramos muchos rocieros, que hacían a pie el camino y otros que iban en los coches de apoyo. Al llegar a la ermita, compartimos la Misa con la Hermandad del Rocío de Baeza y vimos como llegaban andando peregrinos de otras Hermandades, que eran recibidos entre aplausos.
Las fotos son de PURI BLANCO.
Las fotos son de PURI BLANCO.
ya comprendes el rocío...
No
comprendes el Rocío
si no
conoces Doñana,
si no
anduviste el camino
ni
viste el mar y la playa...
Desde
que cruzas el río
Guadalquivir
en barcaza,
nunca
en tu vida has vivido
lo que
desde entonces pasa.
El mar
con su poderío
no
contamina las aguas
que corren
bajo los pinos,
por las
arenas filtradas.
Las
marismas en principio
cruzarás
rayando el alba
para
iniciar el camino
que
entre la arena se marca;
con
esfuerzo decidido
sobre
las dunas cabalgas,
soportando
sol o frío,
según
los meses que vayas;
el bosque
te da cobijo
cuando
toca la acampada
y
recuperar los bríos
para
una nueva jornada;
compartes
con los amigos
la
comida preparada
y los
astros son testigos
en la
noche despejada;
tras
varios días, lo mismo
las
fuerzas verás que fallan,
aunque
el cercano destino
fortalece
la esperanza.
En la
ermita del Rocío
pueden
saltarse las lágrimas
y las
penas que has vivido
las das
por bien empleadas,
al ver
como Madre e Hijo
te
reciben en su casa
y el
descanso merecido
es el
premio a tus andanzas...
Ya
comprendes el Rocío
tras
atravesar Doñana
y lo
duro del camino
entre canciones
se acaba.
José García Velázquez
Segovia, 23 de octubre de 2.013
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