
Este poema va dedicado al pueblo de Arucas, que, siguiendo la iniciativa de quien fue su valiente promotor, logró construir este bonito templo.
IGLESIA DE ARUCAS (GRAN CANARIA)
A veces se empiezan obras
que no llegan al final:
quizá solo Dios conozca
por qué nunca acabarán.
Solo Dios puede juzgar,
pues conoce en lo profundo:
lo que te importa es que luchar
aunque nunca veas los frutos.
La prueba de que el amor
junto a la fe siempre triunfa,
puedes entender mejor
si ves el templo de Arucas.
Al transcurrir de los años,
sin descanso y con tesón,
la iglesia se fue acabando,
trabajando cara a Dios.
Con el templo terminado
el mundo entero admiró
lo que un día comenzaron
los hombres y un soñador.
José García Velázquez
Las Palmas de Gran Canaria, 19 de octubre de 2008
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