Me ha parecido que lo más oportuno era publicar este soneto dedicado a D. Álvaro del Portillo al lado del poema dedicado a su predecesor. Sus restos reposan en VILLA TEVERE, en el lugar que ocuparon los de San Josemaría, hasta su traslado a la iglesia prelaticia.
A DON ALVARO DEL PORTILLO
Abanderado fue de la obediencia,
virtud en la que nadie se equivoca;
su entrega en el amor y la paciencia
hizo que le llamaran “saxum” –roca-.
Puso su singular inteligencia
al servicio de Dios y en su boca
sólo estuvo presente la exigencia
que la cristiana ascética convoca.
Hoy proclama la gloria que le toca
la Iglesia, a la que dio su esencia;
fidelidad que en santidad se troca.
Al hablar de él la historia evoca
su vida, su ejemplo y su experiencia
de amor, que mueve a quien le invoca.
José García Velázquez.
El Soto (Madrid) 28 de junio de 2.004
Que hermoso poema, felicitaciones.
ResponderEliminarBello poema.
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