En este poema relato una experiencia que, por desgracia, es bastante común: personas que entran en el templo EXCLUSIVAMENTE por admirar el arte que en él se guarda, y pasan de largo del mayor tesoro que contiene: el Sagrario, con JESÚS SACRAMENTADO.
La foto de la iglesia de San Millán (Segovia) es de DIONI VALLEJO.
CON OJOS MATERIALES
Tesoro escondido,
ignorado,
oculto a los ojos
materiales,
de quienes van al templo,
atraídos por la belleza
y la estética
del arte,
de quienes sólo ven
en el románico, en el gótico,
una manifestación
de culturas pasadas.
Se pasean
por delante del Sagrario
y ni siquiera
se paran a mirarlo,
atraídos
por las esculturas
o los trabajos
del retablo,
ponderando
sus detalles,
o censurando
lo que no está
a su gusto.
Los objetivos
de su cámara digital
se centran en cuadros,
en columnas,
en figuras,…
y recogen fielmente
lo que cada uno
considera
el motivo principal,
el más interesante
recuerdo
que enseñar
a quienes oirán
los relatos
de los hallazgos
encontrados
en un día de excursión.
Como el neófito
contempla el cuadro
o la escultura
de arte abstracto,
sin capacidad
para apreciar los valores
de los trazos,
de las mezclas de color,
las dificultades técnicas…
han tenido
delante de sus ojos
un milagro de amor,
un tesoro escondido,
y no han sabido
ni siquiera musitar
un saludo,
una jaculatoria,
ni hacer un acto
de adoración,
una breve genuflexión,
en reconocimiento
de que Dios
se ha quedado con nosotros…
¡Y el templo
se levantó por Él!.
José García Velázquez
La Acebeda, 21 de enero de 2.006
No hay comentarios:
Publicar un comentario