
Muchas veces nos llamamos cristianos, pero solo nos gusta la parte buena de lo que esto supone, sin tener que pasar por las pruebas del sufrimeinto físico o moral...
LA CRUZ DE CADA DÍA
No me pareces sincero
cuando pretendes seguir
tras de Jesús el sendero…
¡pero no quieres sufrir!
Bien claro nos lo avisó,
para que nadie se engañe:
quien fuera su seguidor,
a sí mismo ha de negarse;
y quien pretenda llegar
en su vida hasta la luz,
primero debe cargar
cada día con la cruz.
Estamos todos llamados
a los misterios gloriosos,
pero el camino trazado
pasa por los dolorosos.
Al final Dios nos espera:
no existe premio mayor
que pasar la vida eterna
viviendo con el AMOR.
José García Velázquez
Segovia, 2 de abril de 2011
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