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Hay sonidos nocturnos que te impiden conciliar el sueño...Otros, sin embargo, pueden reconfortar el ánimo.
A mí me ocurre lo segundo cuando empieza a escucharse el canto del mirlo en la madrugada de la primavera:
aunque suelo estar todavía descansando, el canto madrugador del mirlo me trae el anuncio de una nueva primavera, siempre bienvenida.
EL CANTO DEL MIRLO
Comienza el mes de marzo
y está arreciando el frío:
la nieve en las montañas
deslumbra con su brillo
y en el alar del tejado
el hielo se hace cuchillos.
Si el día es soleado,
reconforta el espíritu
aunque el frío en la noche
nos sorprenda ateridos
y dejemos las calles
en busca de cobijo.
Apenas amanece,
el mundo está aún dormido,
cuando de lejos llega
un canto a mis oídos,
que de pasados años
resulta conocido:
se interumpe el silencio
con el canto de un mirlo
y entre sueños se alegra
el corazón al oírlo
y me despierto al reclamo
de amor de este sonido,
que cada año anuncia
con su enamorado trino
la cercana primavera,
amores renacidos,
que estallarán un día
en romántico idilio
dando vida a las ramas
del árbol con sus nidos
José García Velázquez.
Segovia, 3 de marzo de 2006
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