martes, 23 de noviembre de 2010

El tejo que se hizo viejo


Hay una gran variedad de árboles en el jardín del Pazo de Libunca. Entre ellos, hay varios tejos, en uno de los cuales dejamos una placa de la Asociación de Amigos de Libunca.
En este poema recuerdo esos detalles

EL TEJO QUE SE HIZO VIEJO

En el Pazo de Libunca,
un año que queda lejos,
emprendimos singladura
con los amigos gallegos.

Por símbolo de amistad,
en el jardín hubo un tejo
donde pudimos clavar
una placa con esfuerzo.

Con el paso de los años,
el árbol se quedó seco
y tuvieron que arrancarlo
tan pronto como pudieron.

La placa sí que perdura
y enmarcada la pondremos
donde recuerde segura
a aquellos que ya se fueron:

como los árboles mueren,
como murió nuestro tejo,
también lo caduco puede
con los años ir muriendo.

Así algunos de nosotros
disfrutan ya el gozo eterno
desde donde miran todo
lo que seguimos haciendo.

En otros la enfermedad
irá dañando su cuerpo,
pero no podrá dañar
el amor que le tenemos.

Solo puede perdurar
lo que ha nacido en el tiempo
mientras dure la amistad
y el amor no se haga viejo.

José García Velázquez.

Ferrol, 3 de agosto de 2008

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