Como nos habíamos hecho muy individualistas, cada uno nos encerrábamos en casa y había menos relación de vecindad que hace algunas décadas. Ahora nos vemos las caras con los vecinos cuando salimos a aplaudir a los profesionales que hacen posible que los demás guardemos la cuarentena y, de momento, nos ponemos cara y puede que pronto también nombre.
APLAUSOS A LAS 8 (DESCUBRIENDO A LOS VECINOS)
Encerrados en sí mismos,
todos en su madriguera,
por décadas no salimos
para asomarnos afuera;
la cara del edificio
eran persianas y piedra,
que evitaban con su oficio
las miradas indiscretas.
Hasta que este virus hizo
que para aplaudir salieran
cada tarde los vecinos
cuando las 8 se llegan;
quitados los artificios
que del otro nos alejan,
por fin las caras nos vimos
y nos sentimos más cerca.
Con esperanza adivino
que, cuando acabe la prueba,
caerán los muros que hicimos,
por egoísmo, otra época.
José
García Velázquez
Segovia,
1 de abril de 2020
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